sábado, 1 de abril de 2017

500 palabras.

Quererte, 
necesitarte, 
sonreír gracias a ti.
No quería hacerlo.
De verdad que no quería.
Y ya no quiero otra cosa,
solo quiero despertar,
buscarte,
acariciarte
y despertarte
a besos. 
Buscar la mejor forma de no hacer nada,
o de hacértelo todo.
De hacerte feliz
y de hacernos uno,
de reventar el cabecero de la cama,
de parar en mitad de un beso
para admirarte,
para sonreirte,
por si todo era un sueño,
porque había cerrado los ojos
y tenía miedo de que ya no estuvieras.
Pero sigues estando.
Quiero que te duermas en mi pecho
mientras vemos mi película favorita
y que luego me digas que te ha encantado,
aunque no la hayas visto.
Y aunque yo no la viera,
porque pasarme dos horas
viéndote dormir
era más bonito.
Quiero fabricar nuevos recuerdos,
quiero crear de cero
algo que me asegure recordarte,
aunque ya no creo poder olvidarte.
Quiero mirar tus ojos en la oscuridad.
Quiero verte sonreír
con la primera
y la última luz del día.
Quiero pasarme una vida
tumbado a tu lado.
Quiero ir del sofá a la cama.
Y de la cama al sofá.
Quiero besarte,
abrazarte,
sonreirte.
Quiero vivirte.
Quiero dedicarte más de quinientas palabras.
Y sobre todo
y por encima de todo
te quiero a ti.
Qué bonito es escribir
cuando eres tú la inspiración.
Qué bonito es llegar y tirarte mi abrigo.
Qué bonito es verte sonreír.
Y es que es bonito 
hasta mirarte dormir, 
mataría por acariciarte el pelo 
todas las noches 
hasta que te quedases dormida. 
Y mataría 
por verte dormir todos los días
y si es a mi lado 
mejor. 
Me gusta la carita que tienes al dormir 
y tu cara de enfado al despertar. 
Me gusta todo de ti, 
me gusta mirarme 
mientras te miro, 
porque es cuando, 
de verdad, 
siento que soy feliz. 
Solo con mirarte.
Me gusta que no sepas restar 
y que te rías de mi 
cuando intento dibujar. 
Me gusta cómo sonríes, 
tras una pantalla 
o a escasos centímetros de mi. 
Me gusta estar en silencio 
solo mirándote.
Me gusta que seamos un desastre, 
de los que no hacen nada bien, 
pero que juntos 
no hacen nada mal. 
Me gusta que al fin 
seamos nosotros 
y espero seguir siéndolo.
Con todo lo que implica, 
con estar más horas en la cama 
mirando al techo 
que en la calle 
haciendo cosas de provecho, 
contigo durmiendo 
y conmigo sin coger sueño, 
contigo sonriendo 
y con mi corazón dando un vuelco. 
Con todos tus lunares retándome 
para que los bese 
y los muerda 
uno por uno, 
y de verdad que me están mirando,
de verdad que me están retando.
Me gusta cómo mueves la nariz 
mientras estás dormida, 
y la forma que tienes 
de entornar los ojos 
cuando algo no te hace gracia. 
Me gustan hasta los dedos de tus pies.
Me quedaría
y me quedaré
contigo
hasta el día que lluevan pianos
y un poco más.
Porque sí,
por si no ha quedado claro:
te quiero.